Waves For Water
¿Y si pasabais a ser "Portadores de Agua Potable"? Es posible gracias a Jon Rose y su fundación Waves For Water. Surfista profesional durante más de trece años, viaja por el mundo en busca de las mejores olas. Su lugar favorito: Sumatra. En 2009, en medio de un surf trip con amigos, un terremoto de una magnitud de 7,6 en la escala de Richter sacude la ciudad de Padang.
« Capital de la provincia de Barat con una población de 900.000 habitantes, Padang tiene pintas de ciudad bombardeada. En todas partes, a kilómetros, cientos de edificios se han derrumbado como castillos de naipes. Centros comerciales, hoteles, bancos, hospitales, escuelas, museos, mezquitas, iglesias, puerto... varios vecindarios se han transformado en terrenos en ruinas. »
Arnaud Guiguitant, Le Monde
El número de víctimas es elevado, ya más de mil muertos en las horas siguientes. Resulta que Jon había traído diez filtros de agua en sus maletas, sin pretensión ninguna. Decide entonces aportar su ayuda y es donde finalmente encuentra su razón de ser. Porque hay que decirlo, desde el final de su temporada profesional y la suspensión de sus contratos patrocinados, le costó gestionar ese período de transición y cambio de carrera. Hasta entonces, su identidad se había construido en torno al surf y andaba un poco perdido.
Su padre había creado una pequeña asociación llamada “Raincatcher” destinada a enseñar a aldeanos de África a establecer sistemas de recolección de agua de lluvia. Jon se dio cuenta en aquel momento de que el problema no solo se circunscribía a África. A través de sus numerosos viajes, pudo observar de primera mano la magnitud del fenómeno de la contaminación de las aguas y la dificultad de acceder a puntos de agua no contaminados en muchos países. El 30 de septiembre de 2009, el terremoto en Padang que presenció cambiará para siempre su perspectiva. Sí, es posible mejorar las condiciones de acceso al agua potable en el mundo, solo se necesita empezar con un filtro. Su mantra: “Haz lo que amas y ayuda un poco por el camino.”
Y desde 2009, la ONG ha avanzado mucho. Trabaja principalmente sobre tres aspectos: un sistema portátil de filtración del agua, la excavación y renovación de pozos, o también el establecimiento de instalaciones para la recolección de aguas lluvias cuando la capa freática es inaccesible. Además, se añade a esto, esfuerzos de coordinación y asistencia a víctimas de desastres naturales. Así Waves For Water ha respondido presente en Nepal, Bosnia, Filipinas, Indonesia, Haití, Japón, Chile y Pakistán. En total, más de 33 sitios de desastres naturales vieron aparecer a sus equipos. Recientemente, crearon un programa para veteranos del ejército, " Clean Water Corps ", con el fin de sacar partido de las competencias y experiencias de ex soldados y redistribuirlos como humanitarios. Con más de 150.000 filtros de agua distribuidos y acciones específicas en 48 países, Waves For Water ha impactado la vida de aproximadamente 3.750.000 personas. Lamentablemente, todavía queda mucho por hacer, ya que se estima hoy en día a 1.800 millones, el número de personas en el mundo, que sigue sin tener otra alternativa que la de utilizar puntos de agua contaminados.
El caso, es que beber agua contaminada es sinónimo de enfermedades repetidas y, sobre todo, de una esperanza de vida mucho menor. Estamos hablando de cosas nada graciosas, tipo el cólera, el botulismo, la fiebre tifoidea, la disentería, la salmonela... ¿Y si un simple filtro fuera suficiente para limpiar el agua contaminada de todas sus bacterias y que finalmente se volviese potable y sin riesgo? Es increíble, pero es la apuesta ganadora de Jon Rose. Sin entrar en demasiados detalles técnicos, solo podemos señalar que estos filtros utilizan tecnologías inspiradas de las de la diálisis renal que tienen como objetivo eliminar de la sangre los desechos y el agua (o toxinas) acumuladas en exceso en el organismo de los pacientes cuya función renal es deficiente.
Un solo filtro es capaz de tratar por sí solo varios millones de litros de agua y así proporcionar agua potable a 100 personas durante 5 años. Y ahí es donde entráis en juego. ¿Por qué no distribuirlos vosotros mismo? Esto es lo que Waves For Water os propone a través de su programa "Clean Water Couriers". Una especie de DIY humanitario. ¿Os vais de vacaciones a un país en desarrollo? Aprovechad para llevaros algunos filtros en vuestras maletas y dárselos a una ONG local, o instalarlos vosotros mismos en los pueblos que visitéis. Todo lo que vais a necesitar es un balde de plástico, fácil de encontrar en cualquier país, y el kit de filtración proporcionado por Waves For Water. El precio de un filtro es de 50 euros.
Imaginad el efecto dominó si cientos de miles de viajeros comenzaran a repartir, cada uno, unos cuantos filtros de agua. Una "guerrilla humanitaria" de un nuevo tipo que, a la espera de una solución más duradera, permite eludir la burocracia administrativa de cada país y dar una respuesta concreta e inmediata, aliviar a las poblaciones, simplemente salvar vidas, siempre con esa convicción de que el acceso al agua potable debe ser un derecho humano fundamental.
Waves For Water tiene una rama francesa en el suroeste de Francia, por lo que tenéis la posibilidad de recoger los filtros en persona entre Hossegor y Biarritz, si vivís por el Norte y os pasáis por la zona. Para preguntas sobre la presentación de vuestro proyecto o cualquier otra aclaración, no dudéis en contactarlos, tienen su propio sitio en versión francesa Waves For Water France. Para los demás, los filtros se solicitarán a través de la plataforma internacional Become a Courier. De todas formas, una vez realizado el pedido, recibiréis una guía de instrucciones muy detallada y podréis comunicaros con ellos lo que haga falta.
Waves For Water también os permite, a través de su sitio web, crear una página de crowdfunding y organizar así una colecta online que podréis compartir en las redes sociales con vuestros amigos y familiares con la idea de llevaros un poco más de filtros haciéndoles participar. Una forma de compartir con ellos vuestra futura aventura.
Una vez que todo esto esté listo, localizad a ONG locales o establecimientos (escuelas, centros de salud) a los que distribuir los filtros para que sirvan a un máximo de personas. Si tenéis pensado instalarlos vosotros mismos, os hará falta absolutamente un punto de contacto, alguien que idealmente actuará como vuestro guía y / o traductor, especialmente si no habláis el idioma local. Por ejemplo, podéis acercaros al personal que trabaja en vuestro alojamiento, lugareños que, además de conocer las necesidades in situ, podrán introduciros a su comunidad. Esto asegurará que los filtros lleguen a la persona adecuada.
A continuación un pequeño video explicativo sobre la instalación del kit. Como podéis ver, es realmente fácil y rápido, y la experiencia solo os cogerá un tiempo mínimo de vuestras vacaciones. No obstante, si por lo que sea sentís que no es para vosotros, no os preocupéis, siempre podéis hacer una donación y apoyar los numerosos programas pendientes.
Una cosa está clara, la próxima vez que bebáis un vaso de agua tendrá un sabor especial, el de la gratitud por ser parte de los privilegiados de este mundo con acceso a agua potable.